martes, 30 de octubre de 2018

El potrero y el pibe. Territorio y pertenencia en el imaginario del fútbol argentino

Por Eduardo P. Archetti
Universidad de Oslo – Noruega

Hoy los productos e identidades locales son cada vez más difíciles de discernir dentro de la cultura global; y se supone que la vida cotidiana de los individuos es cada vez más trasnacional y diaspórica. En el caso de la Argentina, los hinchas de fútbol y periodistas deportivos se dedican a construir mundos locales. El estilo y el imaginario futbolístico que define lo argentino está ligado a las categorías de pibe y de potrero. Estas nociones proceden de una narrativa mítica que reproduce una tradición nacional. Subrepticiamente, la lógica de la pampa y del gaucho emergen con otros ropajes y sabores en el mundo del fútbol.


Palabras clave:Argentina, fútbol, identidad nacional, Maradona.

Los símbolos y la identidad nacional serían incompletos y perderían mucho de su continuidad y capacidad de encantamiento sin la mística y la tradición de un territorio particular que explorado, mapeado y vivido se transforma en "casa". Schama (1995, p. 15) ha argumentado de modo convincente que los mitos y las memorias de un paisaje heredado comparten dos características: su permanencia sorprendente, aun a través de siglos, y su poder de condicionar significados e instituciones contemporáneas. De acuerdo con su interpretación, los paisajes nacionales se imaginan como únicos y las nociones de pertenencia e identidad como internas y exclusivas. Una nación es, por lo tanto, un territorio que no es compartido con otros (los no-nacionales) y en principio no está formado por fuerzas externas. El imaginario territorial es poderoso porque combina la pertenencia geográfica con narrativas complejas sobre hazañas humanas, caracteres extraordinarios y héroes históricos.

Voy a argumentar en este artículo que la idea de un territorio inmutable poblado por figuras míticas, como algo típicamente nacional, tiene que ser calificada. Una de mis tesis principales es que las imágenes nacionales dominantes trabajan mejor a través de la transformación de significados, las extensiones semánticas y los usos –y abusos– analógicos. En esta dirección, las narrativas de lo nacional se construyen y reconstruyen en diferentes campos de actividades y en la interrelación entre fuerzas y campos sociales internos y externos. Las nociones de una identidad argentina no son necesariamente cerradas, ellas pueden conceptualizarse en contraposición con otras identidades (reconocidas o no por los nativos mismos). Las ideas e imágenes de lo "nacional" son, a menudo, un espejo en el que la mirada de los otros es casi tan importante como la mirada de los nativos mismos. Pienso que el fútbol en la Argentina es una arena privilegiada para el análisis de la formación de la identidad nacional y la construcción de masculinidades (Archetti, 1994). A comienzos de este siglo el fútbol fue visto como un deporte de origen británico que se hacía nacional –e interno– en un momento en el que se desarrollaban las redes globales de intercambios y de competencias deportivas. El fútbol permitió a los hombres argentinos competir y hacerse visibles en un mundo cada vez más internacional (juegos olímpicos, torneos sudamericanos, giras europeas de equipos desde 1925, y –desde 1930– la Copa del Mundo Jules Rimet). Espero poder demostrar que a través del fútbol las ideas de territorio y pertenencia se redefinen, ya que la importancia de fuerzas externas es reconocida ("el estilo de los otros") y porque el imaginario rural se extiende y, de alguna manera, se invierte por medio de una práctica corporal en algo eminentemente urbano.

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