lunes, 29 de abril de 2019

Investigación feminista : epistemología, metodología y representaciones sociales

Este libro es resultado de la reflexión colectiva que iniciamos en 2007 en el seminario de representaciones sociales y género, organizado en el marco del Seminario de Actualización Docente del Programa de Investigación Feminista del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde el encuentro y reencuentro de investigadoras comprometidas con la condición social de las mujeres estableció las bases para un nuevo proyecto que implicaba un gran reto, analizar nuevos paradigmas que pudieran ser de utilidad a nuestra preocupación histórica: las mujeres. 
La respetuosa y solidaria disposición que tuvimos siempre al exponer nuevos campos de conocimiento fue el primer indicio para creer en este proyecto, así pudimos consolidar la intención de crear una herramienta capaz de sintetizar nuestras preocupaciones tanto teóricas como metodológicas, en el contexto de los estudios de género feministas. Un año después, continuamos con la reflexión en un nuevo seminario organizado por el Programa de Género del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, en Cuernavaca; en él participaron como ponentes algunas de las investigadoras que habían formado parte del primer seminario, lo que incrementó el anhelo y la urgencia de construir esta herramienta asumiendo que las distancias y diferencias en el terreno de la investigación feminista, así como las coincidencias en la manera de abordar los problemas en nuestras respectivas áreas, nos conducirían a buscar nuevos acercamientos al pensamiento, discurso y afectividad de las mujeres. 
El libro está formado por tres secciones que se interrelacionan. La primera de ellas, coordinada por Norma Blazquez Graf, se refiere al campo de la epistemología; en esta sección se muestra el amplio contexto de discusiones filosóficas en el marco de la investigación feminista. En la segunda parte, coordinada por Maribel Ríos Everardo, se aborda la discusión metodológica en la que se presentan algunos ejemplos concretos del empleo de distintas herramientas y técnicas en la investigación feminista. En la tercera y última parte, coordinada por Fátima Flores Palacios, se plantea la discusión entre las representaciones sociales con la teoría de género, con lo que se ilustra la relación entre un enfoque epistemológico y una metodología puesta al servicio de un campo de conocimiento en una temática particular. 

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El Beso - Julio Cortázar

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Julio Cortázar, relato corto, el beso
Julio Cortázar
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
(El cuento dentro de una novela)

jueves, 25 de abril de 2019

Filosofía y realidad: La filosofía latinoamericana como filosofía de la historia


Revista de Filosofía y Teoría Política
1992, no. 28-29, p. 23-28
De Alcira Bonilla

La pregunta por los rasgos del desarrollo del pensamiento filosófico en América Latina, las posibilidades de una creación filosófica original y la dirección Que ésta debería tomar constituye hoy un tópos en los trabajos de los historiadores del pensamiento y de los filósofos latinoamericanos mismos, quienes, en su afán cuestionador, -parecen prolongar pretensiones románticas del siglo XIX. Las circunstancias, sin embargo, tornan legítimos estos interrogantes.
El filósofo europeo o de América Septentrional afronta su tarea desde la previa instalación en una tradición de pensamiento Que parte de la filosofía presocrática, medio propio y territorio conocido de categorías por el Que transita con familiaridad, aún cuando adopte posturas críticas. Es máS, forma parte de una cultura Que desde el siglo IX se desarrolla en el marco fijo de un conjunto de pueblos Que no sufrirá alteración importante alguna hasta el presente.
El pensador latinoamericano, inversamente, pertenece a culturas nuevas y sincréticas Que integran conflictivamente elementos de procedencia dispar y Que, a lo largo de su historia, han dependido de los países centrales, sea en las formas abiertas del dominio político, sea en las encubiertas del económico, con el consiguiente sojuzgamiento de los restantes componentes de la cultura.
La filosofía latinoamericana nace y se desenvuelve como resultante de esta situación, pero sin reconocerla. Heredera de la tradición filosófica española primero y, luego, de las corrientes de los centros de poder, en cuanto creación original se encuentra condenada al fracaso.

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lunes, 15 de abril de 2019

La Unidad de la América Indo-Española - José Carlos Mariátegui


Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme.
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La generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Revolución Francesa había generado un humor revolucionario.
Mas las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado. La revolución de la independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románticos. Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Ido-española. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velocidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fecundados por sus inmigraciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispano-americanos empezaron así a diferenciarse.
Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemaselementales, otras no han progresado mucho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras subsisten hasta ahora densos residuos de feudalidad. El proceso del desarrollo de todas las naciones sigue la misma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras.
Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamericanos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concerte y articule un sistema o un conglomerado internacional. En la historia, la comuna precede a la nación. La nación precede a toda sociedad de naciones.
Aparece como una causa específica de dispersión la insignificancia de los vínculos económicos hispano-americanos. Entre estos países no existe casi comercio, no existe casi intercambio. Todos ellos son, más o menos, productores de materias primas y de géneros alimenticios que envían a Europa y Estados Unidos, de donde reciben, en cambio, máquinas, manufacturas, etcétera. Todos tienen una economía parecida, un tráfico análogo. Son países agrícolas. Comercian, por tanto, con países industriales. Entre los pueblos hispanoamericanos no hay cooperación; algunas veces, por el contrario, hay concurrencia. No se necesita, no se complementan, no se buscan unos a otros. Funcionan económicamente como colonias de la industria y la finanza europea y norteamericana.
Por muy escazo crédito que se conceda a la concepción materialista de la historia, no se puede desconocer que las relaciones económicas son el principal agente de la comunicación y la articulación de los pueblos. Puede ser que el hecho económico no sea anterior ni superior al hecho político. Pero, al menos, ambos son consustanciales y solidarios. La historia moderna lo enseña a cada paso. (A la unidad germana se llegó a través del zollverein. El sistema aduanero que canceló los confines entre los Estados alemanes, fue el motor de esa unidad que la derrota, la post-guerra y las maniobras del poincarismo no han conseguido fracturar. Austria-Hungría, no obstante, la heterogeneidad de su contenido étnico, constituía, también, en sus últimos años, un organismo económico. Las naciones que el tratado de paz ha dividido de Austria-Hungría resultan un poco artificiales, malgrado la evidente autonomía de sus raíces étnicas e históricas. Dentro del imperio austro-húngaro la convivencia había concluido por soldarlas económicamente. El tratado de paz les ha dado autonomía política pero no ha podido darles autonomía económica. Esas naciones han tenido que buscar, mediante pactos aduaneros, una restauración parcial de su funcionamiento unitario. Finalmente, la política de cooperación y asistencia internacionales, que se intenta actuar en Europa, nace de la constatación de la interdependencia económicamente de las naciones europeas. No propulsa esa política un abstracto ideal pacifista sino un concreto interés económico. Los problemas de la paz han demostrado la unidad económica de Europa. La unidad moral, la unidad cultural de Europa no son menos evidentes; pero sí menos válidas para inducir a Europa a pacificarse.)
Es cierto que estas jóvenes formaciones nacionales se encuentran desparramadas en un continente inmenso. Pero, la economía es, en nuestro tiempo, más poderosa que el espacio. Sus hilos, sus nervios, suprimen o anulan las distancias. La exigüidad de las comunicaciones y los transportes es, en América indo-española, una consecuencia de la exigüidad de las relaciones económicas. No se tiende un ferrocarril para satisfacer una necesidad del espíritu y de la cultura.
La América española se presenta prácticamente fraccionada, escinda, balcanizada (1). Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color.
De una comarca de la América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre. Y el sujeto de la historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de la realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre.
La identidad del hombre hispano-americano encuentra una expresión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos circulan por toda la América indo-española. Toda fuerte personalidad intelectual influye en la cultura continental. Sarmiento, Martí, Montalvo, no pertenecen exclusivamente a sus respectivas patrias; pertenecen a Hispano- América. Lo mismo que de stos pensadores se puede decir de Darío, Lugones, Silva, Nervo, Chocano y otros poetas. Rubén Darío está presente en toda la literatura hispanoamericana. Actualmente, el pensamiento de Vasconcelos y de Ingenieros son los maestros de una entera generación de nuestra América. Son dos directores de su mentalidad.
Es absurdo y presuntuoso hablar de una cultura propia y genuinamente americana en germinación, en elaboración. Lo único evidente es que una literatura vigorosa refleja ya la mentalidad y el humor hispano-americanos. Esta literatura - poesía, novela, crítica, sociología, historia, filosofía - no vincula todavía a los pueblos; pero vincula, aunque no sea sino parcial y débilmente, a las categorías intelectuales.
Nuestro tiempo, finalmente, ha creado una comunicación más viva y más extensa: la que ha establecido entre las juventudes hispano-americanas la emoción revolucionaria. Más bien espiritual que intelectual, esta comunicación recuerda la que concertó a la generación de la independencia. Ahora como entonces la emoción revolucionaria da unidad a la América indo-española. Los intereses burgueses son concurrentes o rivales; los intereses de las masas no. Con la Revolución Mexicana, con su suerte, con su ideario, con sus hombres, se sienten solidarios todos los hombres nuevos de América. Los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán en el porvenir, los votos históricos de las muchedumbres.

Escrito: En 1924.
Primera edición: En Variedades, Lima, 6 de diciembre de 1924.
Preparado para el Internet: MIA, mayo de 2000.

jueves, 11 de abril de 2019

Dialéctica de la Ilustración - Max Horkheimer y Theodor W. Adorno

Dialéctica de la Ilustración (DI) es un libro extraordinario y extraño a la vez. Extraordinario, por la densidad tanto de su contenido como de su expresión literaria; extraño, porque su relevancia e influjo en la historia política y cultural europea de la segunda mitad de este siglo está en proporción inversa al número de sus lectores. 
Publicado originariamente, bajo el título de Fragmentos filosóficos, en 1944 en una edición fotocopiada de quinientos ejemplares, apareció como libro, ya con el título de Dialéctica de la Ilustración, tres años más tarde, y de esta primera edición aún se hallaban ejemplares a la venta a finales de los años cincuenta. 
En 1966 apareció, sin mayor resonancia, la traducción italiana. Hasta 1969 no fue reeditado en Alemania y, a pesar de haber sido escrito en Estados Unidos, no hubo traducción inglesa hasta 1972. Fue sólo a partir de estas fechas cuando su contenido caló, al fin, en la conciencia histórica a través del movimiento estudiantil, y desde entonces se ha convertido en uno de los textos más explosivos, y también más explotados, de la filosofía europea contemporánea, aun cuando ni ha sido, seguramente, leído por muchos, ni su texto se presta a ello, ni su contenido es precisamente el más revolucionario. 
La «dialéctica de la Ilustración» expresa, de entrada, la conciencia de la densa complejidad de los procesos que dieron lugar a la modernidad y ahora están a punto de superarla sin llevar consigo hacia adelante sus momentos de verdad. Y significa, además, que esos procesos y la situación a la que nos han conducido están marcados por una grave y fundamental ambigüedad: que pueden realizar la Ilustración, pero también liquidarla. Lo cual sucede siempre que se ignora u olvida aquella dialéctica.  

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lunes, 8 de abril de 2019

Focalización




Problemas teóricos de la focalización narrativa (para una teoría general de la focalización)
de José Luis García Barrientos

El título que encabeza esta reflexión requiere, ante todo. una scric de precisiones sobre la orientación y el alcance de esta:

l.) Que trataremos únicamente "algunos" de los perfiles problemáticos que presenta la cuestión, seleccionados en función de la perspectiva adoptada, que declararé enseguida.
2.) Que su finalidad es la de servir de punto de partida a una discusión de los problemas que se plantean. No se adelantarán, por tanto, conclusiones resolutivas, sino meras propuestas debatibles.
3.) Que con el calificativo "teóricos" quiero significar; también, que los problemas serán examinados limitándonos a su dimensión conceptual; sin apoyo en el análisis de obras concretas, que solamente serán aludidas (y raramente) en cuanto ejemplos.
4.) Que entenderemos "focalización" en la acepción más estricta posible del concepto.
5.) Que el término "narrativa", por el contrario, se utiliza en su más amplia extensión conceptual; afirmación que no nos exime de alguna aclaración


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