A lo largo de nuestra vida, en distintas situaciones compartidas con amigos/as, con gente que recién conocemos, en el analista, en diarios íntimos o de viajes, en escrituras dispersas, en entrevistas o diálogos con otras personas, contamos acerca de nuestra vida, hablamos de nosotros/as mismos/as, presentamos una imagen posible de nuestra vida para dar cuenta de nuestro yo. Escribimos o hablamos para presentar una imagen de nosotros/as mismos/as, damos cuenta de nuestra trayectoria vital para contar quiénes somos, de dónde venimos, cuál es el recorrido de nuestra identidad singular.
¿Cuántas veces nos preguntamos o nos preguntaron
acerca de por qué elegimos ser docentes? ¿Cuántas veces contamos acerca de
nuestra decisión profesional y tratamos de buscar explicaciones para esa
elección de vida? ¿Cuántas veces buceamos en el pasado para tratar de encontrar
algún signo que dé cuenta, como una epifanía, de ese momento, escena,
experiencia que nos marcó y que estableció, de algún modo, la decisión
posterior de estudiar un profesorado? ¿Y si escribiéramos ese relato, qué
diríamos acerca de nuestra vida, cómo presentaríamos nuestra experiencia vital
a otros/as?
El diario es un género que tiene una larga historia.
En la actualidad, muchos/as jóvenes llevan un diario pero ya no con un candado
sino utilizando las herramientas tecnológicas como blogs o fotologs donde dan
cuenta de sus experiencias. También las redes sociales funcionan como espacios
donde se presenta la intimidad pero ya no secreta sino que se hace pública.
Otro género
es la autobiografía, donde el que escribe construye un yo que se configura como
un personaje inventado y, a la vez, es él mismo quien escribe. Es decir, hay
una coincidencia entre quien escribe y acerca de quién se escribe. Así, los/as
autores/as de autobiografías relatan sus vidas seleccionando aquellos hechos
que consideran más interesantes y, de esta manera, de algún modo ficcionalizan
a través del lenguaje sus experiencias de vida.
De allí que hoy hablemos de otro subgénero que es la
autoficción, es decir, se trata de una autobiografía ficcionalizada, novelada,
quien escribe acerca de su vida utiliza los recursos de la ficción, los
procedimientos literarios de manera tal que narra su vida pero atravesada por
la representación literaria.
La historia de vida es otro género dentro de los
textos que pertenecen a las escrituras del yo pero ya no en forma escrita sino
oral, es decir, se trata de una entrevista donde quien es entrevistado va
haciendo presente el pasado a partir de su narración, de la rememoración de
distintas instancias de su vida.
21 de julio de 1955
Despertar. Murmullo de pájaros. La ventana
transmite una luminosidad tensa. Los pájaros continúan. Los siento enjaulados,
por lo que me resulta desagradable su canto.
Conversaciones con mi madre. Hallo buena
voluntad. Le muestro las reproducciones de Gauguin y Van Gogh. Le gustan.
Sonríe ante los pechos descubiertos de las tahitianas. Acepta al arte y a los
artistas, pero siempre que se den en otro planeta. Es decir, que no admite la
posibilidad de mi realización literaria. ¡No! Son caprichos, vuelcos juveniles
que ya pasarán cuando la experiencia nos traiga la expresión serena. Observa
ingenuamente que yo tendría que pensar más profundamente. (¡Madre! ¡Diste
justo!) Le explico que aún no es posible. No acepta mis explicaciones. ´No hay
médico capaz de ayudarte, si no comienzas tú primero.´ (¡Madre! ¡Imposible!)
¿Cómo podría vivir sin este cuadernillo?
¡Imposible imaginarlo!
Pizarnik, Alejandra (2003) Diarios. Buenos Aires: Lumen, p. 37.
Actividad: La propuesta es que escriban una autoficción
como forma de presentarse ante los demás. Para ello pueden partir de las
siguientes preguntas: ¿qué narrarían? ¿Qué información omitirían? ¿Cómo darían
cuenta ficcionalmente de quiénes son? ¿Qué personaje de sí mismos/as
construirían?
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