El Congreso Pedagógico Nacional de 1984
fue un acontecimiento clave en la historia educativa argentina y reflejó la disputa
ideológica del retorno democrático tras la dictadura militar (1976–1983).
Convocado por el gobierno de Raúl Alfonsín, el Congreso tuvo como
propósito abrir un debate público sobre el futuro del sistema educativo en
democracia, luego de años de censura, persecución docente y vaciamiento
pedagógico.
El Congreso Pedagógico de 1984 representó el
regreso del debate educativo a la esfera pública, donde la educación se
volvió nuevamente un terreno de lucha ideológica: entre la reproducción de las
viejas estructuras de poder y la posibilidad de una escuela emancipadora,
participativa y democrática.
Contexto
histórico
En 1984, el país atravesaba un proceso de reconstrucción
institucional y moral. La educación debía repensarse como un espacio para
formar ciudadanos críticos, en contraposición al adoctrinamiento autoritario
previo. En ese clima de transición, el Congreso Pedagógico se propuso ser un
ámbito plural, participativo y federal, en el que todos los sectores —docentes,
sindicatos, universidades, iglesias, partidos políticos y organizaciones
sociales— pudieran discutir qué educación quería la nueva democracia.
Disputa
ideológica
El Congreso se convirtió rápidamente en un
terreno de disputa entre proyectos de país:
- Por un lado, el proyecto democrático, laico y
pluralista, sostenido por sectores progresistas y del magisterio,
defendía la idea de la educación pública como derecho social, el
pensamiento crítico, la participación y la autonomía pedagógica.
- Por otro, la posición conservadora y clerical,
apoyada por sectores de la Iglesia y partidos tradicionales, buscaba
preservar la enseñanza confesional y el rol moralizador de la escuela,
reivindicando la “formación en valores” cristianos y la autoridad docente
tradicional.
Estas tensiones expresaban el conflicto
entre la democratización del conocimiento y la restauración de viejas
jerarquías culturales, entre la educación como derecho y la educación como
privilegio o instrumento de control social.
Resultados
y proyección
Aunque el Congreso no logró una reforma
inmediata del sistema educativo, abrió el debate sobre la función social de
la escuela en democracia, el papel del Estado y la necesidad de políticas
públicas inclusivas. Fue un hito simbólico en la reconstrucción del
pensamiento pedagógico argentino, anticipando discusiones que luego se
profundizarían con la Ley Federal de Educación (1993) y más tarde con la
Ley Nacional de Educación (2006).
El Congreso Pedagógico de 1984 representó el
regreso del debate educativo a la esfera pública, donde la educación se
volvió nuevamente un terreno de lucha ideológica: entre la reproducción de las
viejas estructuras de poder y la posibilidad de una escuela emancipadora,
participativa y democrática.
En el Congreso Pedagógico Nacional de 1984
se debatió intensamente la diferencia entre “instruir” y “educar”, y ese
debate fue uno de los ejes ideológicos más significativos del encuentro.
Tras la dictadura, muchos educadores e
intelectuales buscaban redefinir el sentido profundo de la educación en
democracia, diferenciándola del modelo autoritario, tecnocrático y
meramente instructivo que había imperado durante el régimen militar.
Instruir
vs. Educar: el núcleo del debate
1. La “instrucción”
Durante la dictadura, el sistema educativo se había centrado en la transmisión
de contenidos y disciplina, bajo una lógica de obediencia y control.
- Instruir se asociaba a adiestrar, transmitir
conocimientos sin cuestionamiento, formar sujetos dóciles y
funcionales al orden establecido.
- Era una educación bancaria, en el sentido de Paulo Freire,
donde el docente “depósito” del saber lo volcaba sobre alumnos receptores
pasivos.
2. La “educación”
En cambio, el campo pedagógico democrático reivindicó la educación integral,
entendida como formación ética, política, social y crítica.
- Educar significaba formar personas libres, solidarias y
conscientes, capaces de participar activamente en la vida democrática.
- Se discutía que educar no era solo enseñar contenidos, sino promover
valores, actitudes, reflexión y compromiso ciudadano.
- Se citaban autores como Freire, Piaget, Dewey,
Vigotsky, y también pensadores nacionales como Carlos Cullen
o Adriana Puiggrós, quienes defendían una educación liberadora y
no domesticadora.
Disputa
ideológica
El debate entre instruir y educar se
transformó en una disputa ideológica profunda:
- Los sectores progresistas proponían superar la visión
tecnocrática del saber para construir una pedagogía crítica y
participativa.
- Los sectores conservadores o confesionales defendían la
“educación moral” tradicional, centrada en valores cristianos y en la
autoridad del docente, temiendo que la democratización del aula debilitara
el orden y la disciplina.