jueves, 27 de octubre de 2022

Congreso Pedagógico Nacional de 1984

 

El Congreso Pedagógico Nacional de 1984 fue un acontecimiento clave en la historia educativa argentina y reflejó la disputa ideológica del retorno democrático tras la dictadura militar (1976–1983). Convocado por el gobierno de Raúl Alfonsín, el Congreso tuvo como propósito abrir un debate público sobre el futuro del sistema educativo en democracia, luego de años de censura, persecución docente y vaciamiento pedagógico.

El Congreso Pedagógico de 1984 representó el regreso del debate educativo a la esfera pública, donde la educación se volvió nuevamente un terreno de lucha ideológica: entre la reproducción de las viejas estructuras de poder y la posibilidad de una escuela emancipadora, participativa y democrática.

Contexto histórico

En 1984, el país atravesaba un proceso de reconstrucción institucional y moral. La educación debía repensarse como un espacio para formar ciudadanos críticos, en contraposición al adoctrinamiento autoritario previo. En ese clima de transición, el Congreso Pedagógico se propuso ser un ámbito plural, participativo y federal, en el que todos los sectores —docentes, sindicatos, universidades, iglesias, partidos políticos y organizaciones sociales— pudieran discutir qué educación quería la nueva democracia.

Disputa ideológica

El Congreso se convirtió rápidamente en un terreno de disputa entre proyectos de país:

  • Por un lado, el proyecto democrático, laico y pluralista, sostenido por sectores progresistas y del magisterio, defendía la idea de la educación pública como derecho social, el pensamiento crítico, la participación y la autonomía pedagógica.
  • Por otro, la posición conservadora y clerical, apoyada por sectores de la Iglesia y partidos tradicionales, buscaba preservar la enseñanza confesional y el rol moralizador de la escuela, reivindicando la “formación en valores” cristianos y la autoridad docente tradicional.

Estas tensiones expresaban el conflicto entre la democratización del conocimiento y la restauración de viejas jerarquías culturales, entre la educación como derecho y la educación como privilegio o instrumento de control social.

Resultados y proyección

Aunque el Congreso no logró una reforma inmediata del sistema educativo, abrió el debate sobre la función social de la escuela en democracia, el papel del Estado y la necesidad de políticas públicas inclusivas. Fue un hito simbólico en la reconstrucción del pensamiento pedagógico argentino, anticipando discusiones que luego se profundizarían con la Ley Federal de Educación (1993) y más tarde con la Ley Nacional de Educación (2006).

El Congreso Pedagógico de 1984 representó el regreso del debate educativo a la esfera pública, donde la educación se volvió nuevamente un terreno de lucha ideológica: entre la reproducción de las viejas estructuras de poder y la posibilidad de una escuela emancipadora, participativa y democrática.

En el Congreso Pedagógico Nacional de 1984 se debatió intensamente la diferencia entre “instruir” y “educar”, y ese debate fue uno de los ejes ideológicos más significativos del encuentro.

Tras la dictadura, muchos educadores e intelectuales buscaban redefinir el sentido profundo de la educación en democracia, diferenciándola del modelo autoritario, tecnocrático y meramente instructivo que había imperado durante el régimen militar.

Instruir vs. Educar: el núcleo del debate

1. La “instrucción”
Durante la dictadura, el sistema educativo se había centrado en la transmisión de contenidos y disciplina, bajo una lógica de obediencia y control.

  • Instruir se asociaba a adiestrar, transmitir conocimientos sin cuestionamiento, formar sujetos dóciles y funcionales al orden establecido.
  • Era una educación bancaria, en el sentido de Paulo Freire, donde el docente “depósito” del saber lo volcaba sobre alumnos receptores pasivos.

2. La “educación”
En cambio, el campo pedagógico democrático reivindicó la educación integral, entendida como formación ética, política, social y crítica.

  • Educar significaba formar personas libres, solidarias y conscientes, capaces de participar activamente en la vida democrática.
  • Se discutía que educar no era solo enseñar contenidos, sino promover valores, actitudes, reflexión y compromiso ciudadano.
  • Se citaban autores como Freire, Piaget, Dewey, Vigotsky, y también pensadores nacionales como Carlos Cullen o Adriana Puiggrós, quienes defendían una educación liberadora y no domesticadora.

Disputa ideológica

El debate entre instruir y educar se transformó en una disputa ideológica profunda:

  • Los sectores progresistas proponían superar la visión tecnocrática del saber para construir una pedagogía crítica y participativa.
  • Los sectores conservadores o confesionales defendían la “educación moral” tradicional, centrada en valores cristianos y en la autoridad del docente, temiendo que la democratización del aula debilitara el orden y la disciplina.

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