Capítulos:
-
Formas de nominación escolar: las categorías de “alumno pobre” y de “alumno
inteligente”
-
El lugar del docente: el margen de acción dentro de los condicionantes sociales
La escuela
puede funcionar como reproductora de exclusiones o como espacio de posibilidad.
1. Formas
de nominación escolar: las categorías de “alumno pobre” y de “alumno
inteligente”
Kaplan analiza cómo las escuelas construyen formas
de nominación que clasifican y etiquetan a los estudiantes. Estas
categorías no son neutras: funcionan como modos de organizar las expectativas
docentes y de legitimar desigualdades.
- El “alumno pobre”:
- Se lo asocia a la
carencia: falta de recursos, de acompañamiento familiar, de hábitos.
- La mirada escolar lo ubica
en un lugar de déficit, donde se espera menos de él.
- Esto reproduce exclusiones
y refuerza la idea de que su condición social es un límite natural a sus
aprendizajes.
- El “alumno inteligente”:
- Es aquel al que se le
atribuyen capacidades innatas, “talento natural” o facilidad.
- Se lo distingue como
diferente del resto y se le otorgan mayores expectativas, confianza y
reconocimiento.
- Esta categoría también
puede ser problemática, ya que simplifica la complejidad de los procesos
de aprendizaje y naturaliza privilegios.
Kaplan
muestra que estas nominaciones producen efectos performativos: no solo
describen a los alumnos, sino que moldean sus trayectorias, generando profecías
autocumplidas.
2. El lugar
del docente: el margen de acción dentro de los condicionantes sociales
Este capítulo reflexiona sobre la tensión
entre los condicionantes estructurales y la práctica docente.
- Los docentes trabajan en contextos atravesados por la desigualdad
social, la pobreza, la fragmentación cultural y la falta de recursos.
Estos factores parecen marcar límites estrictos.
- Sin embargo, Kaplan sostiene que siempre hay un margen de acción,
aunque reducido, que habilita decisiones pedagógicas inclusivas.
- El rol del docente se entiende entonces como:
- Reconocer los
condicionantes sociales, sin caer en determinismos que paralicen.
- Usar ese margen para crear
oportunidades de aprendizaje, diversificar propuestas, cuestionar
prejuicios y abrir horizontes.
- Trabajar de manera
colectiva e institucional para ampliar ese margen, vinculándose con otros
actores (familias, comunidad, políticas públicas).
La clave
está en que, aún en condiciones adversas, el docente puede ser un agente de
transformación, evitando reproducir desigualdades y promoviendo inclusión.
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