Material para realizar el TP Nª5 de EDI
Manu Chao: Eterno músico de barrio, cuenta cuentos,
poeta, raíces rockeras, en deuda con el reggae, pendiente de los tambores
africanos, enganchado a la rumba, electrónico si se tercia, cantinero siempre… le
canta a la historia y le hace bailar. No se sabe si la música puede cambiar el
mundo, pero sí puede cambiar el momento. Manu lo hace en cada concierto, desde
el corazón, con conciencia. Su misión es dar voz a los que no la tienen…
Nómada artista, giramundo infinito, buscando un ideal… es un activista de
primera fila. Lo saben en la plaza del Zócalo de México (concierto gratis con
150.000 personas aclamando al Subcomandante Marcos), en Praga, en el 2000, en
una manifestación contra el FMI, sus canciones sirvieron de himno a los jóvenes
anticapitalistas. Lo dicen en las chabolas de Río, en el Hospital psiquiátrico
Borda de Argentina, colaborando con Radio Colifata dirigida por los locos, en el foro de Porto Alegre,
en Génova, en Mali, en Barcelona. Lo cuentan las mujeres y los músicos de la calle, lo siente la Pachamama…
Es un ciudadano del mundo del presente que no reconoce
fronteras… una hoja al viento… ¿Bob Marley siglo XX… Manu Chao siglo XXI?
Sabemos de tu
pasión por los viajes, y queremos proponerte un viaje. Antes de empezar, queremos
que hagas una lista de las cosas que tú piensas que son esenciales en la vida.
Y vamos hablando de ellas despacito, como si fuera un viajecito… poco a poco.
La palabra básica es la armonía. Si vives en armonía,
vives bien. Si te relacionas con armonía, te relacionas bien. Si trabajas con
armonía, trabajas bien. Cuando llevas una cierta armonía interna, todo es más
fácil. No tienes angustias de falsos problemas. La relación con los otros es
mucho más fácil porque estás mucho más abierto y más sereno.
¿Cómo trabajas
para estar en armonía contigo mismo?
Es una búsqueda de cada día. Es una búsqueda personal
pero creo que se tendría que enseñar en las escuelas. A mi me enseñaron muy
poco de eso en la escuela. En la escuela aprendí a ser racional pero ser racional
no es suficiente, es una parte muy pequeña de lo que hace falta aprender. Y
para aprender a tener armonía ser racional me ha hecho perder muchísimo tiempo.
Hoy en día, si queremos educar a los niños, hay que enseñarles la armonía. Yo
salí de la escuela totalmente perdido. Aprendí muchas cosas racionales, un poco
de cultura general pero no aprendí para nada quién era yo. Salí de la escuela
con 18 años y eso se mezcló con la crisis de la adolescencia, que es la crisis
de saber quién eres.
¿Cuándo supiste
quién eres?
Empecé a saber quién soy hace poco. Me ayudaron mucho
los viajes, conocí a muchas personas, vi muchas cosas. Aprendí algo que fue
clave: aprendí a respirar. No recuerdo muy bien cómo aprendí pero sé que
entonces fue cuando empecé a sentirme en armonía Antes era un loco mosquito que
se da contra la luz, no sabe muy bien lo que quiere porque quiere ser otra cosa
diferente a él mismo. Para mi respirar fue la clave. Y siempre estuve así como
un poco triste porque no me habían enseñado esto en la escuela. Para mi el
camino fue largo porque pasó mucho tiempo antes de aprender. Hacía mucho tiempo
que yo era un músico, pero yo era un músico que no sabía respirar; o sea que no
era un músico. Canté malísimamente durante muchos años porque no sabía respirar.
Cantaba con rabia y con mucha energía, pero no cantaba con armonía. El camino
para aprender a respirar fue a través de los tambores, en Río de Janeiro, en
Brasil. Cuando entendí la base de los tambores, cantaba mejor y tocaba la
guitarra mejor. Fue muy útil en mi camino.
¿Qué aprendiste
de tus viajes?
En los viajes entendí que dos y dos no siempre hacen
cuatro. Aprendí las ciencias que los científicos dicen que no son ciencias.
Leer las casualidades y el azar para mi fue un aprendizaje muy fuerte y me sacó
un poco de la encerrona de la sociedad.
¿Qué te permitió
a ti romper las barreras?
A mi, lo que me salvó del espíritu cartesiano y que me
llevó a trabajar y a decidir de otra manera son mis impulsos, el instinto.
Siempre tuve la suerte, comparado con muchos adolescentes que nunca tuvieron
esto y se quedaron en el cruce hasta muy viejos, de apasionarme. Y la pasión es
la cosa menos cartesiana que existe. Yo con 16 o 17 años me apasioné por la
música y ya no me importó nada racional. Hice sufrir mucho a mi madre porque
para ella era un problema que dejara los estudios. Trabajé, trabajé, trabajé
hasta que la música me abrió las puertas de la mejor universidad para mi, los
viajes. De los viajes llegué a los tambores, de los tambores a la respiración y
de allí a encontrar mi armonía.
¿Qué otra palabra
es importante en tu vida?
La serenidad es otro tesoro. Cuando estás en el centro
de Tokio o de París es difícil encontrar un lugar con energía buena. Entonces
la energía buena la encuentras dentro de ti, y es la respiración. En un lugar
que vibre mal, hay que respirar. Toda la mala energía que entra en ti, las
hechas para fuera. He encontrado mil lugares en este mundo donde sé que puedo
vivir feliz, en armonía. Pero en un momento dado me entra mala conciencia de
pensar en mis colegas que se han quedado en el infierno y tengo que volver allí
a resolver… O me traigo a todos mis amigos a un lugar sereno, lo que es una
utopía, o me voy allí a luchar un poco con ellos y cuando me quedo sin fuerzas
ya sé donde tengo que ir. Porque sé que si me quemo mucho y me hundo en algo
feo, creo que sabré siempre volver a equilibrarme de una manera u otra.
¿Sólo las
personas que están en equilibrio pueden ayudar en esta sociedad?
Si tú no estás bien, no estás ayudando, ya estás formando
parte del problema. Para ayudar a la gente, tú tienes que estar bien. Si
quieres ayudar al proyecto, tienes que estar bien. Si estás bien, serás mucho
más capaz de darte cuenta de la parte positiva de lo que has hecho estando
allí, de ver lo bueno y lo malo, y aceptar que te has equivocado. Hay mucha
gente que no acepta que se ha equivocado, y hay que equivocarse mil veces,
forma parte de una educación. Un campesino no es bueno desde el primer día. Es
un aprendizaje y se aprende cometiendo errores. Ahora, con el tiempo miro con
orgullo mi disco Clandestino. Yo no sabía muy bien lo que estaba haciendo, y es
algo real y auténtico que he hecho en mi vida.
¿Clandestino
salió de dentro o de fuera?
Salió de dentro pasando por fuera. Todo el tiempo que
dediqué a hacer Clandestino no sabía qué estaba haciendo. Fueron 7 u 8 años de
mi vida en los que estaba fuera de mi. Iba viajando muy perdido porque me pasó
algo que fue durísimo en mi vida: perdí esa cosa que siempre me llevó para
adelante, mi intuición. Pensé que no funcionaba y empecé a actuar con la cabeza
y me perdí y entré en la depresión. Toda la perdición está recogida en
Clandestino. Pero allí también encontré quién era yo; en esa perdición encontré
la luz.
¿Qué te sacó de la depresión?
Estaba tan perdido que decidí hacer la cosa más tonta de
mi vida. Había una cosa que me daba un bienestar increíble, era la mirada de
las vacas. La primera mirada de las vacas que médicamente me ayudó fue una
mirada que tuve en el centro de Río de Janeiro. Me encontré una vaca que me
miró y me curó. Era como un quita-dolores. No sé porqué. En un momento dado
dije: estoy tan perdido que a partir de ahora la vida la voy a llevar de manera
muy clara: si hay vaca es que sí y si no hay vaca, es que no. Viví varios años
así. Las vacas me llevaron a Clandestino, fueron ellas. Vivo en Barcelona
porque me lo dijo una vaca. Entraba a una casa, y si no había una vaca decía:
bueno, hasta luego, muchas gracias! Podía ser el quesito de La Vaca que ríe,
algo pequeño, y todas mis decisiones iban en esa dirección. Allí empezaron a
llegar casualidades muy fuertes. Al fin y al cabo no perdí mi instinto, porque
me dijo de seguir a las vacas y llegué a buen puerto. La cosa más
extraordinaria que me pasó con esto de las vacas es que un día mi madre me
regaló un libro y ese libro es el I-Ching. Después de Clandestino, me encuentro
con el I-Ching. Mi madre me dijo que hasta como científica le parecía algo
digno de interés. Hice el I-Ching y al abrir la página ponía: cuida de las
vacas y encontrarás la fortuna. Allí flipé, fueron los días más lindos de mi
vida. Va mucho más allá que mi pequeño caminito de las vacas, me confirmó que
mi intuición fue buena, que no fue un accidente. Es el libro más importante de
mi vida.
¿Qué sucedió
después de Clandestino?
Sucedió que volví a la música. Clandestino para mi era
cerrar mi etapa de la música. Era sacar todas esas canciones que yo pensaba que
a nadie le gustarían. Yo lo grabé como una especie de terapia personal. Como
decir: mi carrera musical como se dice en occidente, ya fue. Se acabó y a
buscar otra cosa. Pero antes de terminar con la música, sentía que tenía que
sacar esto. Me importaba un pepino que le interesaría a 10 o a 15. Que le
interesase a 2000 me parecía imposible. Yo venía de un estilo de rock y no
pensaba que iba a conectar con otro tipo de público. Poco antes de Clandestino
yo dije adiós, me voy. Me paseaba sin mi guitarra. Pero este disco me agarró y
me ligó a la música.
¿Cómo manejas el
silencio en tu vida?
El silencio, nunca lo conocí. Lo conoceré cuando me
muera. Silencio, no hay. Un lugar silencioso, capaz que debajo del mar. Pero en
el mundo, aquí fuera, no existe el silencio. Aunque sea solo el viento, aunque
sean las cabritas haciendo tekelinkelinkelink, siempre hay ruido. Hay ruidos
armoniosos y hay ruidos predadores. Hay ruidos que te cargan de buena energía y
hay ruidos que te cargan de mala. Silencio, silencio, algún día me tocará pero
¡eh!, sin prisas… Por ahora tengo curiosidad de vivir todo esto. ¿El silencio
completo…? Hablemos de la calma, que ahora empiezo a agradecerla muchísimo.
Durante muchos años de mi vida, no la soportaba. Entraba a mi casa, encendía el
televisor y la radio y me ponía a grabar. Todo junto. Ponía un disco, todo al
mismo tiempo y grabando. Algo que se hizo un poco marca mía son ruiditos por
todos lados. Yo siempre vivía así. Viví años con una cosa horrible, dormir la
noche entera con la radio encendida. Malas costumbres de gira, del hotel,
compartir habitación con drogadictos de la televisión. Me acostumbré y la
necesitaba. Pero ahora me lo he quitado. Lo que antes no sabía hacer y ahora
aprecio es escuchar los sonidos de la calma. Escuchar el mar. Eso viene con la
respiración también porque cuando gozas de respirar, necesitas esos lugares.
Sino, no te concentras. Ya vas a por ellos, necesitas momentos de calma para
poder meditar y respirar.
Necesitas música tranquila, que yo siempre fui de rock y
la música tranquila nunca me gustó. Pero ahora pongo música tranquila. Cuando
voy a respirar… tengo mi música para meditar. Antes me iba del rock y decía que
eso era para los hippies, que no era lo nuestro. Ahora escucho cosas que con 17
años me hubiera tirado piedras a mi mismo. El instinto del adolescente, de
seguir las modas. Yo era rockero. La música hippie y todo eso, malo, aburrido,
tonto. Ahora escucho a Ravi Shankar. En aquella época, Ravi Shankar era el
enemigo, pensaba que me iba a infectar.
¿Cuándo tomaste
conciencia de la ecología?
Cuando aprendes a respirar tienes que ser ecologista.
Porque para respirar tienes que estar en un lugar sano. Ir en bicicleta detrás
de un autobús te mata. Yo he sido mensajero en bicicleta muchos años en París
cuando intentaba vivir de la música, y he chupado gasolina más que una rata
muerta. Después de aprender a respirar aprendí a comer. Entiendo que lo que
metes en el cuerpo es lo que eres. Así te das cuenta del escándalo, de todo el
problema de la sociedad. Que la seguridad social es un agujero. Los políticos
no encuentran cómo arreglar el problema de la seguridad social ni por la
izquierda ni por la derecha. Si enseñas a los niños en las escuelas a comer
bien y a cuidarse, en 30 años no hay más problemas de la Seguridad Social
porque no habrá ni el 10% de enfermos que hay hoy. El problema de la salud es
un problema educacional. Si enseñas a los niños a cuidar su cuerpo, a comer
sano y a observarse, se acaban muchos problemas. Pero nunca hemos aprendido en
la escuela a comer bien porque no le interesa a la economía.
La gente que come
bien está sana y no se medica…
¡Claro! El problema es que si resuelves eso se pone
patas arriba toda la sociedad. Si la gente entiende que comer bien no es ir al
supermercado a comprar miles de kilos de mierda y entienden que se puede comer
bien y barato, cuidando su cuerpo y con gusto, se acabó todo el rollo. Toda la
industria agroalimentaria se va al carajo. Pero la economía mundial no se puede
permitir una educación buena porque la dictadura del dinero se está metiendo
una bala en el pie. Para la comida, es evidente. Y para la medicina igual. Las
farmacéuticas nunca van a permitir que los niños coman bien y se cuiden porque
se les acaba el chollo. El gran problema de la sociedad es la industria
agroalimentaria y la farmacéutica. Nunca van a aceptar tal como son hoy que a
los niños se les enseñe de manera sana.
¿Sigues buscando
el ideal o ya lo estás viviendo?
¡Uy!, no. Así como está el mundo, nadie está viviendo el
ideal. Tengo un ideal, no vivo el ideal. Está la cosa complicada. Es ahí cuando
hay que estar aún más fuerte. Lo he aprendido en Latinoamérica: cuando más
difícil está la cosa, más hay que ser optimista, porque si no, te hundes. Si la
cosa está muy difícil, la única solución es el optimismo. O si no, pesimismo y
te vas a la mierda del nihilismo. La peor postura es el cinismo porque no te
mojas y criticas todo. Occidente está repleto de cínicos. En el mundo
periodístico, hay tantos que da rabia. Cuando se habla de gente activista o del altermundialismo, los periodistas
políticos decían cínicamente: estos
son unos idealistas, la política es otra cosa. Ser cínico es ser cobarde y no
mojarte. Critico, digo que es una mierda, pero no me mojo. Lo único que merece
la pena es el optimismo. Eso lo ve más la gente que está en situación difícil.
En Latinoamérica estás en un barrio y hay un tío que tiene 5 hijos y no tiene
para darles de comer. Lo único que le queda es el optimismo. Tiene que salir a
la calle a buscar dinero. No hay tiempo para la depresión, no hay tiempo para
decirte ay, que no lo voy a
conseguir, no voy a salir para buscar comida para mis hijos porque yo soy
pesimista. La supervivencia
depende del optimismo es supervivencia. En nuestro mundo, todos tienen algo de
comer y lo mínimo asegurado y se diluyen en mil cosas.
¿Y qué podemos
hacer?
La mayoría de los gobiernos en el mundo están bajo una
dictadura de las farmacéuticas y de la industria agroalimentaria y la educación
va detrás. La educación no hace dinero, cuesta dinero. Quién manda en este
mundo es quién genera dinero. Esa gente nunca va a permitir que se extienda la
vida sana. Permiten que cierta elite se autocure y haga yoga y todo eso. Pero
que la masa empiece a sanarse y a comer bien es impensable para ellos, es su
muerte. Se conseguiría por la educación pero la educación cuesta dinero y ellos
tienen el dinero.
¿Qué representa
el dinero para ti?
Si lo miramos simbólicamente es una cosa fácil de decir:
el dinero es el diablo. No vivimos en la democracia, vivimos en la dictadura
del dinero. En los países no democráticos y en los países democráticos también.
Allí no hay democracia, y aún menos en los países capitalistas donde el dios es
el dinero, ¡pero si es el diablo! El dios del capitalismo es el dinero, y esa
es la enfermedad grave de nuestra sociedad. Es una dictadura. Hace años que
todo el mundo sabe que en Mallorca se destruyen las costas, y que hay que
acabar con esto. Pero no se para porque estamos en una pseudodemocracia en la
que el dinero sigue mandando. Van a seguir destrozando las costas porque el
capitalismo es caníbal, es depredador.
¿Qué es el
Capitalismo?
En el capitalismo tal como se ha practicado hasta hoy en
día, no existe el comercio justo. En mi cultura, la del rock, del punk, el
negocio era algo feo. Pero no lo es. En un negocio, cuando las dos partes que
negocian se van con la sonrisa, es algo bonito. Puede llegar a ser un arte. En
el Norte de África es un arte. Hay culturas que toman el negocio como un arte.
Hay unos que consideran que lo único que importa en el mundo son los negocios y
a matar. Hay otros que piensan que cuando hay negocio es sucio, como mi padre.
Mi padre no habla de dinero, le parece algo sucio. Yo creo que con el tiempo ha
entendido que con dinero o sin dinero, negociar quiere decir compartir. Tú
tienes esto, yo tengo esto. Tú necesitas esto, yo tengo esto. Y el negocio
puede ser el intercambio sin el dólar en el medio. Si las dos partes salen
contentas, es tan lindo como una canción. El problema de esta sociedad es que
uno gana y otro pierde. Para que exista el comercio justo, las dos partes
tienen que querer el comercio justo. Porque si tu vienes con el comercio justo
y en frente hay una empresa clásica, ¡el tío encantado! Te come con patatas y
te devora.
¿Crees que en las altas esferas hay gente con
conciencia?
Supongo que por allí arriba deber de haber uno que tiene
un poco de conciencia de que esto no puede seguir así, hasta varios. Pero la
locura del sistema hace que ninguno de ellos se baje de la mula, si se baja de
la mula los otros lo van a devorar. Es un mundo de depredadores. Si uno un día
decide ser cool y estar de buena onda, no dura ni tres
días, se lo comen. Este es el problema de la locura del sistema. En un mundo de
depredadores. La utopía es que todos digan al mismo tiempo: cambiamos las
reglas. Pero como quede uno, se los come a todos. No creo que se pueda resolver
de arriba porque el sistema está construido así. Quien tiene poco dinero es
comido, desaparece.
¿Cuál es tú
sentido de la vida?
Es muy terrible lo que voy a decir pero si nos fijamos
en la naturaleza, si queremos ser como toda la naturaleza que está aquí,
tenemos que nacer, crecer, procrear, educar y despedirse. Esa es la base de la
base. ¿Qué otro sentido de la vida tiene un árbol, una planta, un perro o un
pez?
Me gustaría que
me hablaras del amor…
No sé cómo se explica eso. Es una cosa etérea. Es un
sentimiento, es un gigante, es un enano, es el mar… puedes estar enamorado de
tantas cosas. Puedes estar enamorado de una persona, de una mujer, de tus
hijos, los hijos de la vecina, del mar, de un cuadro, de una canción. El amor
es estar apasionado. Vayamos por partes. ¿Qué tipo de amor, el de una mujer?
Sí…
Hoy en día estoy enamorado pero no sé qué es el amor.
Toda mi vida es la pasión así que me conviene el amor porque es pasión. Si no
hay pasión, puede ser convivencia que también puede ser muy lindo. Que sea
entre un hombre y una mujer o dos hombres o dos mujeres. Tiene que haber algo
inexplicable que hace que haya pasión. Cuando estás enamorado es muy difícil
pensar en otra cosa que en la persona que amas. Lo que es terrible y super
doloroso es cuando hay amor que no es compartido. Eso duele terriblemente, no
se lo deseo a nadie… Cuando hay suerte y es un amor compartido, es fabuloso, es
una energía como un volcán. Algo está pasando, entonces empieza la convivencia,
y dos personas que se aman conviven juntos porque ya no se quieren separar. Es
imposible separarse porque hay fusión… Mi gran pregunta es ¿una vez que te has
fusionado, cómo mantener esta fusión dentro de la sociedad? Mantener el amor
dentro de la sociedad… El amor es efusivo hasta que empieza la convivencia. Y
la convivencia es un arte muy difícil, una alquimia difícil.
¿Y la libertad?
Agradezco mucho mi libertad. Se puede llamar egoísmo,
pero yo soy una persona a la que le gusta sentirse libre y cuando me enamoro de
alguien quiero sentir que la persona que está conmigo se siente libre también.
En muchas parejas el amor acaba siendo una cárcel. El amor, cuando ya es
convivencia, tiene que ser una libertad inmensa para los dos seres que están
juntos. Quiero decir que los dos se aman tanto que están juntos pero libres los
dos. Ninguno de los dos tiene miedo de perder al otro. Cada uno de los dos
tiene que tener la fuerza de nunca tener miedo de perder al otro. De siempre
dejar la jaula abierta. Mi definición del amor, la que a mi me conviene y que
yo busco es: dos personas están enamoradas y entonces hay esa fusión que hace
que estas dos quieran estar juntas, pero al mismo tiempo la libertad del uno y
la libertad del otro también están enamoradas. Esa es mi definición del amor.